NUESTRO PRIMER ENCUENTRO
CMA
2/17/20236 min read
NUESTRO PRIMER ENCUENTRO
NEWSLETTER 1 |
Hola bonit@.
Me alegra enviarte la primera newsletter de LAGOM. Espero que para ti no sea una newsletter más, sino que todo lo que quiero compartirte de ahora en adelante te aporte valor, conocimiento y datos curiosos que quizá te ayuden en tu día a día o en tu vida en general.
Me ha costado MUCHO decidirme sobre cómo enfocar esta primera conexión contigo, en este primer toc-toc a tu bandeja de entrada… me gustaría causarte una buena impresión, ya sabes. Y, sobre todo, no acabar en la lista de “spam” o de los “no leídos”. De ahí mi esfuerzo mayor por ganarme ese puesto en “recibidos” y “archivados” en alguna carpeta donde guardes cosas valiosas.
Mi mente me ha atiborrado a preguntas: ¿De qué hablo? ¿Con qué tono? ¿Qué valor puedo aportar? ¿Seguro que les gustará?… Y así sin más, en medio de este oasis de dudas en el que a veces nos metemos simplemente por miedo, topé con una de mis anotaciones extraídas de los libros que van guiando mi vida. Decía así, «uno de los mayores atascos hacia el éxito (llámale tu avance, tu progreso, tu evolución) es la indecisión». “¡Zas!”, el bofetón que necesitaba. Así que me he arremangado y durante días he recopilado algunos de los temas que me gustaría tratar por aquí ——conociéndome, sé que irán creciendo como ramas en un árbol—. Pero paso a paso, sin prisa, este solo es el comienzo.
«UNO DE LOS MAYORES ATASCOS HACIA EL ÉXITO ES LA INDECISIÓN»
Mi idea, para que te sitúes, es ofrecerte un poco de #cuerpolagom: temas enfocados a lo físico; un poco de #mentelagom: cuestiones relacionadas con nuestros hábitos, nuestra disciplina mental o falta de ella; y terminar la tríada con #almalagom: conceptos sobre espiritualidad y cómo la veo y vivo yo; un punto de vista personal, puesto que cada persona lo puede experimentar de una manera, pero que quizá puede ayudarte a entender o cuestionarte ciertas cosas.
Si me sigues en redes, verás que justamente estas tres patas: cuerpo-mente-alma, configuran el sentido de mi vida y también de mi profesión de la mano de LAGOM. Es un triángulo que me sirve de brújula para saber si estoy decayendo en algo o si estoy sobrepasada en otro aspecto de mi vida. A todo ese conjunto de vida física, mental y almática o espiritual le llamo #filosofialagom.
Y no es que esté intentando venderte mi «marca» a lo teletienda. Es que si algo debe de quedarte extremadamente claro a estas alturas de la evolución humana es que estos tres elementos —tu relación con tu cuerpo y tu salud física; tu comprensión mental y trabajo sobre ella; y tu experiencia espiritual— tienen que estar, amiga, muy equilibrados, muy despiertos y vivos, muy conscientes y presentes en tu vida.
Lo habrás experimentado por ti misma. Cuando se empieza a descuidar mucho alguna de las aristas del triángulo, el barco empieza a escorar y hay que correr a compensar fuerzas para que vuelva a su punto óptimo de equilibrio y así seguir navegando. La vida misma.
No hace falta que me lo digas, a veces (o siempre) «te falta tiempo». No me sorprende. Está de moda en el siglo XXI. Ya no nos incomoda oír que alguien no tiene tiempo para hacer “x” cosa porque se ha aceptado socialmente como la razón (más bien creencia) perfecta para «no hacer» esa “x” otra cosa. Lo siento, lo siento, lo siento. Porque como te decía más arriba, mi intención es causarte una buena impresión en esta primera newsletter y no me gustaría hurgar más el dedo en la llaga, pero también me he hecho muy amiga de la honestidad para con una misma (por experiencia propia), y los «no tengo tiempo» son el comodín de la llamada al abismo de tu avance. Muchas veces es más algo que hemos mimetizado con nuestra identidad, que algo 100% real.
Es tal mi obsesión con esta cuestión que estoy formándome por activa y por pasiva para poder ayudarte a salir de ese agujero de la «falta de tiempo». Ya te explicaré un poco más en detalle cuando llegue el momento. Pero puedes respirar tranquila, porque sí, se puede ir a mejor. Volvamos a la calma.
«EL "NO TENGO TIEMPO" ES EL COMODÍN DE LA LLAMADA AL ABISMO DE TU AVANCE»
Ojalá vayas adquiriendo nuevas herramientas y trucos de mi mano, aprendas mucho en este y en otros sentidos pero —y aquí un gran pero—, también quiero ser realista contigo. Y si algo te aleja de ti y te acerca a tu papel “acomodado” de víctima te voy a dar también alguna pequeña colleja (no a ti realmente, a tu ego). Quizá la colleja que me hubiera gustado recibir a mí (también te confieso que algunas veces la recibí y no la acepté, porque mi parte más rencorosa y egótica estaba ahí haciéndome creer que mi papel de víctima era el mejor chaleco de protección ante la vida). No te preocupes, que será una colleja con amor. Con mucho amor, de hecho. Porque creo firmemente en el avance personal de las personas. Y tú, estás aquí por algo.
Cambiando radicalmente de tema, así en confianza, te voy a (medio) contar una anécdota final. Luego vas a entender lo del "medio".
Las anécdotas, como sabes, a veces sirven para que reflexiones sobre algo que también quizá te ha sucedido a ti. Así que espero que la cojas, la estrujes y le saques todo el partido.
Aquí va mi historia sobre causalidades (que no “casualidades”). En el 2019 levanté los primeros cimientos de LAGOM. Mi mochila de dudas y yo nos aventuramos en este viaje. Plena pandemia, incertidumbre… ya sabes. Aunque estaba bastante alineada con el proyecto, sabía que en algún punto iban a apoderarse de mí los miedos (ya había pasado por ello en otros proyectos y suponía que este no iba a ser menos).
Aunque todo marchaba bien —de hecho, me sorprendió la muy buena acogida a pesar de estar en pleno momento pandémico—, mi mente seguía en modo rumiación constantemente.
Esa sobrecarga mental empezó a dar síntomas en lo físico: fascitis plantar. En lo físico, la fascitis plantar se manifiesta como un dolor agudo en el pie que te impide andar normalmente; en el plano emocional, la lectura “descodificada” son tus propios miedos impidiéndote caminar ante la vida, a avanzar a tu ritmo.
En ese momento, con esa fascitis plantar recordándome cada día mis miedos, decidí buscar respuestas y fui a visitar a alguien que, además de sus remedios “físicos” para mi dolencia me aportara algo más. Y lo encontré.
Fueron pocas visitas —concretamente 3— pero muy fructíferas, porque destapé todo lo que tenía que destapar. En plena consulta y en medio de la conversación sobre mis preocupaciones y demás, le dije: "Es que me aterra fallar en esto (en LAGOM), necesito una señal que me diga que estoy en lo correcto".
Además de otros tantos miedos (un tanto más privados), mis preocupaciones principales eran que mi propio trabajo, con sus horarios y demás, no me permitiera conciliar correctamente. Me sentía culpable por llegar tarde a casa y sentir que le fallaba a mi hijo (la culpa en mayúsculas y en toda regla); esto, lo aderecé con otro de mis miedos profesionales en LAGOM: que la gente no entendiera que LAGOM no era solo un centro de Pilates, sino que había un componente fundamental, una filosofía mental y espiritual que quizá no estaba dejando ver (quizá también por miedo al rechazo) y que, por tanto, me estaba llevando a desvincularme peligrosamente de mi esencia. Para terminar todo este cóctel, me perseguía el sentimiento de no sentirme suficiente, con unas gotitas de síndrome del impostor. Una buena ensalada mental. De hecho, analizándolo bien, creo que mi cuerpo se portó bastante bien somatizándolo solo en una fascitis plantar (y leves síntomas de lumbalgia que iban y venían según mi estado de ánimo).
Esa persona —sabia— me dijo, la Fuente (puedes nombrarlo como quieras: Energía Suprema, Dios, Energía Universal... o ni siquiera nombrarlo) me dice que la señal la tienes delante de ti, solo tienes que confiar en verla, y “dejar soltar tus alas”.
[Continuará…]
17/FEB/2023
Gracias por leer,
Cris.
LAGOM
Integra la verdadera conexión cuerpo-mente-alma para una vida más expansiva y feliz.